Por: Gilberto Cornejo Alvarez
Estudiante de Relaciones internacionales en la
Universidad Nacional Autónoma de México
gilbertocornejoalvarez@outlook.com
El 12 de junio amanecimos con la noticia de que Omar Mateen había perpetrado uno de los peores crímenes con armas de fuego en la historia de la Unión Americana. Si bien la información fue ampliándose y modificándose con el transcurso del tiempo, uno de los factores invariables dentro de la narrativa fue la afiliación del sujeto a grupos terroristas, específicamente al autodenominado Estado Islámico, también conocido como Daesh. Esta no es la única nota relacionada al terrorismo que ha inundado los medios de comunicación en los últimos meses.
El 14 del corriente, ahora con el escenario de
Niza, Francia, se vivió otro “ataque terrorista”. En esta ocasión, durante la
celebración de la fiesta nacional Mohamed Bohulel manejo un camión por más de
dos kilómetros para asesinar a más de 80 personas. Mientras las averiguaciones
continúan no se han hecho esperar las pruebas que lo relacionan con grupos
yihadistas. Cabe resaltar que este país ha sido en el transcurso del año el
blanco de diversos actos de este estilo.
Por si fuera poco y de manera más recientes
encontramos otros dos casos violentos. El primero de ellos se ubica en Brasil,
sede de los Juegos Olímpicos a partir de agosto, en donde se detuvieron el día
de hoy a diez personas, las cuales presuntamente cometerían atentados
terroristas durante las justas deportivas. La segunda noticia es la de un chico
en Múnich, Alemania, quien en un centro comercial mató a nueve personas y dejó a
otras 20 heridas de gravedad. Hasta el momento, no se ha encontrado su relación
con grupos extremistas.
Esta última parte es interesante, pues pareciera
que únicamente las personas afiliadas o pertenencias a grupos terroristas son
capaces de cometer actos violentos. Y es que en últimas fechas ya se ha vuelto
común al revisar las noticias en los diferentes medios de comunicación
encontrar al menos una relacionando un acto de violencia con el terrorismo. Es
más, ahora se habla de narcoterrorismo, ciberterrorismo, y otras muchas
variantes. Empero, ¿qué es el terrorismo? ¿De verdad es el causante de todas
las situaciones relacionadas con muerte y violencia en el mundo?
Conceptualizando al terrorismo
Más allá de aquel fenómeno popular surgido en 2013
conocido como Harlem Shake, en donde individuos bailaban al son de música
electrónica mientras se escuchaba con los terroristas de fondo, estos últimos,
al igual que el terrorismo, llevan más tiempo existiendo. Estudiosos sobre el
tema encuentran sus orígenes en la antigua Roma, aunque hay otros que señalan
la existencia de actos terroristas en textos bíblicos, especialmente en la
insurgencia judía en Egipto narrada en el antiguo testamento.
A partir
de este momento, encontraremos registros de actos terroristas alrededor del
mundo: los hashshasin en la Europa de la Edad Media, los thag en la India
(desde 1356), o el periodo de terror que se vive al terminar la Revolución
Francesa (septiembre de 1793 a la primavera de 1794). No obstante, debido a las
diferencias del fenómeno a nivel mundial, cada país al igual que sus
instituciones han creado sus propias definiciones.
Así, una de las primeras dificultades cuando
hablamos de terrorismo es la inexistencia de un consenso mundialmente aceptado.
Esto planteó serios conflictos cuando tras los atentados del 11 de septiembre
del 2001 (11-S), el entonces presidente de los Estados Unidos (EEUU), George W.
Bush declaró la guerra global contra el terror. En un intento para subsanar
este vacío conceptual, el Grupo de Alto Nivel de Naciones Unidas (NNUU) propone
conceptualizarlo como “cualquier acto, además de los actos ya especificados en
los convenios y convenciones vigentes sobre determinados aspectos del
terrorismo, los Convenios de Ginebra y la resolución 1566 (2004) del Consejo de
Seguridad, destinado a causar la muerte o lesiones corporales graves a un civil
o a un no combatiente, cuando el propósito de dicho acto, por su naturaleza o
contexto, sea intimidar a una población u obligar a un gobierno o a una organización
internacional a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo”.
¿Narcoterrrismo, piraterrorismo? ¿Todo es
terrorismo?
Es
menester señalar que no todos los actos violentos son terroristas. El
terrorismo es un medio para alcanzar objetivos políticos. (Beristaín &
Camarena, 2016). En este tenor, es importante resaltar que el terrorismo no es
un fin en sí mismo, sino una herramienta para lograr cambios en el régimen
actual. Entonces, actos de naturaleza violenta perpetrados por individuos o
colectivos en donde pierdan la vida las personas no pueden ser calificados de
terroristas si no tienen como finalidad el modificar el estatus del país donde
son cometidos.
Siguiendo esta línea argumentativa, la delincuencia y el crimen organizando destacando el caso del terrorismo, así como la piratería, cuya finalidad es el lucro no entran dentro de la clasificación de terrorismo. Incluso, cuando diversas personas que cometieron “actos terroristas” declaran ser parte de alguna cédula terrorista, es importante verificar que realmente estas personas tengan contacto con dichos grupos, pues hasta el momento no se permite a Daesh o Al Qaeda derecho de réplica en televisión internacional. Lo que si pueden hacer estas agrupaciones terroristas es adjudicarse atentados, a pesar de no ser orquestados por ellos para ganar adeptos a su causa.
Consideraciones
finales: terrorismo mediático o de como el terrorismo se volvió tan popular
El terrorismo tiene como uno de los principales
objetivos crear miedo en la sociedad civil para que esta se desmovilice y entre
en descontento con su Estado, el cual parecerá incapaz de brindar
seguridad (una de sus funciones básicas),
no solamente a los ojos de su población, también en el escenario internacional.
Los grupos terroristas confían en que eventualmente el malestar general será tan
grande que el grueso de la población apoyará el cambio del gobierno en turno.
Para que esto pase, se necesita de un elemento primordial: los medios de
comunicación.
Actualmente, el estar transmitiendo contestanamente y a todas horas noticias relacionadas o tildadas como terroristas no está ayudando a disminuir la histeria colectiva que permea con relación al terrorismo. Es más, la publicidad y el horario estelar brindado a las notas de estos atentados sólo ha generado mayor popularidad al fenómeno del terrorismo. Así, aunado a la dificultad que encuentran los Estados por combatir un actor no estatal, deben de tener una lucha mediática al interior y exterior de sus territorios.
Por si fuera poco, el auge de las redes sociales y su poca regulación las han convertido en una herramienta útil para publicitar la causa de las cédulas terroristas. En el escenario de desencanto hacia las instituciones y al Estado, amén de la existencia de discursos de odio culpando al otro de los males que me afligen, no es extraño existan personas rechazadas dentro de la sociedad por sus prácticas culturales, religiosas, etcétera. Son ellos quienes se verán atraídos por estos grupos extremistas, quienes no sólo les prometen un sueldo y pertenecer a una comunidad, además les permiten una forma de revancha frente a aquellos que los rechazaron.
Con todo esto es mente, es importante replantear las estrategias de combate al terrorismo y cuestionar si realmente al interior de nuestro Estado este supone una amenaza para la seguridad o en cambio es un riesgo o una vulnerabilidad. Lo que es un hecho y ha pasado desapercibido casi en su totalidad es el terror que llega a nuestros hogares y vidas día con día a través de los medios de comunicación, el cual no sólo nos atemoriza, sino está intentado normalizar la violencia en todas sus formas.
Fuentes de consulta:
•
Acciones de las Naciones Unidas Contra el Terrorismo/ Grupo de Alto
Nivel; Terrorismo [en línea]. Dirección URL: http://www.un.org/es/terrorism/highlevelpanel.shtml
•
Beristaín Aguilar Genaro, Aragón Camarena Alfonso, El terrorismo en el siglo XXI. Nuevos métodos de estudio para su análisis, curso de actualización docente impartido en la FCPyS de la UNAM del 13 al 30 de julio del 2016.
Beristaín Aguilar Genaro, Aragón Camarena Alfonso, El terrorismo en el siglo XXI. Nuevos métodos de estudio para su análisis, curso de actualización docente impartido en la FCPyS de la UNAM del 13 al 30 de julio del 2016.
•
Rosas, María Cristina, “El narcotráfico no es terrorismo”, en Revista
etcétera [en línea]. Dirección URL:
http://www.etcetera.com.mx/articulo/El+narcotráfico+no+es+terrorismo/22916
Excelente artículo. Únicamente cambiaría el error de edición en el último párrafo, primer línea.
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