martes, 26 de julio de 2016

Rio 2016. Las Olimpiadas en medio del caos.


Por: Tania Teresa Cortés San Lázaro.

Estudiante de la Licenciatura en Relaciones Internacionales 
en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la 
Universidad Nacional Autónoma de México.

taniarrii@hotmail.com



   La recta final hacia los juegos olímpicos se ha transformado en una carrera de obstáculos. A tan solo unos días de que se lleven a cabo los juegos olímpicos de este año, el panorama del país anfitrión no es tan alentador. Brasil es visto a los ojos del mundo con cierta preocupación, y es que el país sudamericano no es ni la sombra de la cidade maravilhosa que era cuando ganó la candidatura olímpica. Hace ya seis años de que Brasil fue escogido y en aquellos tiempos era un país con un futuro prometedor, la gran potencia de Sudamérica, el gigante de los BRICS, el refugio ideal para las empresas ante la crisis, la nación que fiel a su lema: Orden y Progreso (Ordem e Progresso) logró sacar de la pobreza a millones de personas.

   Tal parecía que el primer país sudamericano en ser anfitrión de las olimpiadas lo haría con samba brillo y esplendor. Sin embargo, la sede de los próximos juegos olímpicos enfrenta una serie de crisis que se traducen en amenazas que acechan la celebración del evento deportivo. Brasil enfrenta hoy en día crisis económica, política, social, sanitaria. La cita olímpica coincide con un periodo turbulento en la historia del gigante sudamericano.

Resaca después de la fiesta. La tambaleante economía de Brasil.

   Está de más mencionar que la economía de la sede deportiva no se encuentra en las mismas condiciones que en el 2009, año en que le arrebato el sueño olímpico a Madrid. De manera casi consecutiva, Brasil fue el responsable de tres eventos deportivos de gran magnitud, Los Juegos Panamericanos en el 2013, El mundial de Futbol en 2014 y Los Juegos Olímpicos en 2016. Lo anterior consumió una parte considerable de la inversión, la cual ya se encontraba débil  debido a la crisis el nacional. El real brasileño llego a precios desconocidos y los precios se elevaron de una manera impresionante. El gobierno de Dilma Rousseff experimentó una recesión técnica que derivó en una elevada inflación, una alta tasa de desempleo y el aumento de la deuda pública

     En sus inicios, la situación no fue motivo de problema o preocupación pues las políticas sociales del Partido dos Trabalhadores de Lula Da Silva y Dilma Rousseff lograron elevar el poder adquisitivo de millones de personas y alimentar el gasto y la demanda interna. Eventualmente el modelo se agotó, la inflación subió y la industria perdió competitividad, por si fuera poco, a lo anterior se sumó una reducción en la demanda de su gran socio comercial, China.

La crisis política del gigante sudamericano.

   La crisis política no permite vislumbrar una salida, es el fin de un ciclo pero no hay indicios de que se esté gestando algo nuevo. Brasil está ante una crisis hegemónica en la que no hay fuerzas políticas con propuestas que posean un corpus estructurado o capaz de darle un rumbo al país en la disputa por el poder. El riesgo de este vacío de poder es que pueda surgir un “salvador de la patria”, como fue el caso de Adolf Hitler o Benito Musolinni. Algunos analistas afirman que la constitución de 1988 falló al no renovar la política, es decir, no cambió las reglas para los partidos, los cuales siguen con el monopolio del proceso electoral.

   La recesión económica significo un golpe sumamente fuerte a la popularidad de la presidenta Dilma, que además se encontró con un Congreso en el que no contaba con la mayoría amén de que no le permitía aprobar las reformas necesarias. La mandataria  hizo alianzas que inclinaron su Gobierno hacia la derecha, algo que la izquierda vio con hostilidad, empero no logro establecer cordialidad con la derecha, que salió a las calles para pedir su destitución. Se acusó a Rousseff de corrupción mediante maniobras fiscales turbulentas para falsear sus resultados en 2014 y 2015. Eduardo Cunha, jefe de la Cámara afrontaba él mismo proceso de destitución por corrupción. Hoy ambos se encuentran apartados de su cargo.

La letrina publica” y el mosquito de “mal agüero”.

   En el año 2009, cuando Río de Janeiro fue elegido sede de los Juegos Olímpicos de 2016, el gobierno de Brasil se comprometió con el Comité Olímpico Internacional a descontaminar 80% de las aguas residuales que son vertidas en la Bahía de Guanabara, la cual será utilizada como escenario de varias de las competencias correspondientes a los deportes acuáticos. En marzo los funcionarios anunciaron que no podían cumplir con tal compromiso. El problema es tan grave que los biólogos de la región han definido a la bahía como una “letrina publica

   Por si esto fuera poco, la aparición del virus del Zika oscureció aún más el panorama del país sudamericano, pero la aparición de este mal no es casualidad, pues está relacionada con la presencia de infraestructuras de saneamiento o condiciones sanitarias deficientes, atacando a lugares donde hay hacinamiento. A pesar de las campañas de limpieza en la bahía que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Japonés para la Cooperación Internacional (JBIC) han invertido, los residuos parecen ganarle la batalla al gobierno de Brasil.

Consideraciones Finales.

   Aunque todos estos problemas constituyen una amenaza erigida para la celebración del evento deportivo, los analistas consideraron que cancelar nunca fue, ni será opción, pues esto significaría una pérdida millonaria para la ya deteriorada economía de Brasil. En la historia se han cancelado únicamente tres eventos de este tipo y ha sido por cuestiones bélicas, una durante la Primera Guerra Mundial y las otras dos durante la Segunda Guerra Mundial.
    
    En abril de 2014, vicepresidente del COI, John Coates, calificó la organización del evento como “los peores que había visto jamás” y esto se debe en gran parte a la situación económica de Brasil, tal vez el establecer orden en la agenda política y borrar la sombra de corrupción sobre al menos siete constructoras relacionadas con el desarrollo de 11 proyectos de infraestructura de los Juegos, es el primer paso para que Brasil pueda salir del momento económico más difícil en un cuarto de siglo.

   El comité organizador del magno evento busco mejorar la situación y reducir las tensiones llamando a voluntarios a sumarse a la celebración deportiva y promoviendo la imagen del evento a través de la antorcha olímpica y las mascotas. No obstante, no logró captar gran interés de los brasileños, pues la sociedad se siente más presionada por la difícil situación que atraída por el magno evento. La situación no ha mejorado en los últimos días pues Brasil ha sufrido amenazas terroristas, el 21 de julio se arrestó a un grupo que planificaba perpetuar ataques durante el evento, por lo cual Brasil se ha visto en la necesidad de reforzar sus sistemas de seguridad.

   Brasil es un país con un potencial impresionante. Los tres países más representativos de América Latina son México, Brasil y Argentina, cabe mencionar que cada uno ya ha pasado por sus respectivos efectos: tequila, samba y tango, y el que más rápido ha salido es Brasil, por la dimensión de su economía y por ciertos factores adicionales. En esta ocasión es más complicado, pero podemos ser optimistas y confiar en que demostrará por qué fue  la mayor potencia económica de la región.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario