jueves, 14 de julio de 2016

Por mi derecho a ser intolerante.




Gilberto Cornejo Alvarez

Estudiante de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma México.



La humanidad amaneció el viernes de la semana pasada con la noticia de la muerte de al menos  cinco policías y  otros nueve heridos, cuando durante una manifestación en contra de la violencia policial hacia la población negra en Estados Unidos (EEUU), un individuo decidió abrir fuego contra los garantes de la seguridad pública. No obstante, este no es el único lugar donde se viven actos violentos: en México continúan las tensiones entre las altas esferas políticas y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). A la par, se desarrollan otros conflictos en el mundo como en  Yemen o Siria, seguimos viendo en los medios de comunicación un auge de malas noticias y la gran interrogante es ¿qué región del mundo será la siguiente? ¿Estaremos nosotros involucrados?

Por tales motivos, no debe resultar extraño para nadie el hecho del auge que han conseguido los movimientos ultranacionalistas y separatistas en las esferas políticas, pues la sociedad civil sufre un desencanto global frente al garante no solamente de la seguridad, sino satisfactor de las necesidades básicas: el ente jurídico-político denominado Estado. De esta manera, se han multiplicado  los organismos no gubernamentales (ONGs), esfuerzo de la misma sociedad civil organizada para encontrar soluciones tanto a problemas que les conciernen como para satisfacer sus necesidad más inmediatas.

Empero, más frecuentemente de lo que se piensa,  la misma sociedad civil al interior de los Estados presenta  divisiones y en más de una ocasión se enfrentarán diversos grupos. Así, mientras en México se legisló hace tiempo en materia de matrimonio igualitario, existen grupos en contra, como también los hay pro y contra de la vida (haciendo referencia al aborto), el cuidado del medio ambiente (donde encontramos interés nacionales e internacionales), etcétera.

Lo que parece permear en todos los casos anteriormente descritos es la  constante descalificación y culpabilización entre ellos, por considerarse no sólo como grupos  con intereses contrarios, sino como un obstáculo para el desarrollo de la comunidad. Es entonces, la intolerancia el punto de encuentro entre todos ellos, mientras siguen los discursos señalando como generador de todos los males al otro/diferente, siendo la máxima expresión de esta paranoia colectiva los crímenes de odio. Pero ¿es entonces la hiperindividualización de la vida en todos sus aspectos el futuro de la humanidad? ¿Estamos frente a lo que Samuel P. Hungtinton denominó el choque de civilizaciones? ¿Cuáles son los alcances de la intolerancia hoy?

La pesadilla americana
La candidatura de  Donald Trump por parte del Partido Republicano en EEUU en otras circunstancias no habría trascendido tanto, pero la campaña del magnate estadounidense se ha caracterizado por un racismo militante que no se había observado desde hace algún tiempo. Con frases como “Hacer América blanca de nuevo”, “Hacer América grande de nuevo” o “Construyamos el muro”, haciendo referencia a construirlo en la frontera con nuestro país (quien además pagará por el mismo)  para evitar la migración indocumentada,  se ha logrado posicionar con los reflectores.

Además de acometer contra la población latina (principal blanco de su carrera hacia la Casa Blanca) por considerarla como no únicamente el origen de los males, también de la decadencia estadounidense, Trump ha presentado propuestas aislacionistas: abandonar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); la ejecución de políticas anticomerciales que preocupan al mundo en general y a Christine Lagarde, actual directora del Fondo Monetario Internacional; un papel no predominante en los diferentes organismos internacionales del siglo XXI; y otras ideas bastante alarmantes. Para los estudiosos en el tema, destacando el papel de Valdés-Ugalde, el magnate estadounidense no puede ganar, pues se aleja dentro de la filosofía política estadounidense del centro racional de la toma de decisiones. Sin embargo, cada día la distancia que separa a Trump de la candidata demócrata Hillary Clinton, disminuye a una velocidad que podría denominarse moderada.

Aquella victoria de los demócratas frente a los republicanos por el control de la Casa Blanca, así como afirmaciones del estilo  “si queda Trump por la parte Republicana votaremos por Hillary”, parecen haberse topado con un gran obstáculo, no ponderado hasta el momento: el apoyo de diversas personalidades estadounidenses, las cuales han fomentado el desencanto que siente la ciudadanía contra la administración demócrata, sin olvidar la cada vez mayor creciente aprobación del discurso racista del candidato republicano.

Quizás, lo que más llama la atención de este caso es el apoyo que diversos líderes de opinión y miembros del mundo del espectáculo demostraron han declarado su apoyo abierto a Trump. En este grupo encontramos personas con historiales diversos como Wayne Newton, Lou Ferrigmo, Milo Yiannopoulos, solo por mencionar algunos. Entre los argumentos para apoyarlo encontramos que” se preocupa por su país”, “dice las cosas como son”, etcétera. Lo interesante de esta situación es la adopción y popularidad del discurso que  culpabiliza al otro, en este caso el migrante, quien tiene diferentes costumbres, idioma y color de piel, en el país defensor de la libertad.

¿Desunión Europea?
El 23 de junio la población del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte (RU) votaron en un referéndum sobre la permanencia de su país en el proceso de integración denominando Unión Europea (UE). En un evento sin precedentes, ganó el no permanecer en la Europa comunitaria. Lejos de analizar si se está sobredimensionando el resultado y de cómo RU nunca estuvo plenamente dentro del ente supranacional, es importante recordar  una de las razones por las cuales la sociedad civil se decantó por la salida: la cuestión migratoria.

Si bien es cierto el hecho de no sentirse identificados con la UE, amén de considerar que esta regula sobre temas intrascendentes en lugar de atender las necesidad de la población, sin olvidar el alejamiento de la sociedad con las instituciones supranacionales, la cuestión migratoria pudo terminar de inclinar la balanza hacia la no permanencia de RU. Y es que el tema de la migración es el más escabroso hoy día no sólo para la ahora Europa de los 27, sino para el concierto de las naciones. En primer lugar, gran parte de la población consideró al referéndum como migratorio.

Es así que ante el temor de que un extraño, posiblemente “terrorista” por provenir de Asia Sudoccidental, llegue no solamente a robarse el trabajo de los ciudadanos europeos, sino también a atentar contra la civilización Occidental es una de las mayores preocupaciones de la Europa actual. En este tenor, el ascenso de  partidos ultranacionalistas tales como el Partido Naciononalista de Austria, el Frente Nacional en Francia, Ukip en RU o la Lega Nord en Italia no debería ser sorpresa para nadie. Lo que si lo es es el renacimiento de grupos xenófobos con el afán de proteger la “raza blanca” cuando desde sus orígenes Europa ha sido un crisol de nacionalidades y culturas.  Una última cuestión que debe preocupar al continente en conjunto es que son estos partidos quienes están ganando escaños en las instituciones europeas y detienen la profundización de un proceso de integración, surgido en 1950, el cual se encuentra en incertifumbre.

Consideraciones finales
En 2007 se publicaba en español En defensa de la intolerancia, obra del  filósofo esloveno Slavok Žižek, en donde señala que si los grupos y movimientos sociales no buscan un cambio en las relaciones de poder, sólo legitiman el status quo. Por ello, en lugar de seguir señalando al otro y culpándolo por los males del mundo con discursos intolerantes en aras de defender derechos de ciertos grupos en detrimento de otros, es necesario que cada quien se haga responsable y cumpla con lo que le toca hacer. En lugar de buscar culpables y marcar la diferencia entre nosotros y los otros, ¿por qué mejor no somos intolerantes ante los abusos de poder e injusticias sociales en el mundo? Pues, a final de cuentas como señala Zygmunt  Bauman, existen múltiples culturas pero todos formamos  una sola humanidad.

Fuentes de Consulta:
·         América economía, “Sepa que dijo Christine Lagarde sobre Donald Trump”, en América economía [en linea], sección Global, 08 de julio de 2016. Dirección URL: http://www.americaeconomia.com/economia-mercados/finanzas/sepa-que-dijo-christine-lagarde-sobre-donald-trump
·         Bauman, Zygmunt, Múltiples culturas, una sola humanidad, Editorial Katz, 2009, 62 pp.
·         Rosas, María Cristina, “¿Se magnifica el referéndum de la Gran Bretaña?, en Revista etcétera para entender a los medios de comunicación [en linea],  24 de junio de 2016. Dirección URL: http://www.etcetera.com.mx/articulo/Se+magnifica+el+refer%C3%A9ndum+en+la+Gran+Breta%C3%B1a%3F/46835

·         Valdés-Ugalde, José Luis, “¿Y ahora, qué hacer con Trump? I”, en Excélsior [en linea], 15 de mayo del 2016. Dirección URL: http://www.excelsior.com.mx/opinion/jose-luis-valdes-ugalde/2016/05/15/1092664

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