miércoles, 20 de julio de 2016

La fallida pero elemental existencia de la Sociedad de Naciones.




Por: Tania Teresa Cortés San Lázaro.

Estudiante de la Licenciatura en Relaciones 
Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas
 y Sociales de la Universidad Nacional
 Autónoma de México.
taniarrii@hotmail.com

   Durante casi un lustro, el mundo (principalmente Europa) presenció uno de los peores conflictos en la historia de la humanidad. El estallido de la Primera Guerra Mundial o la “Gran Guerra” sin duda fue un factor importante en el posterior surgimiento de la Sociedad de Naciones (SN). Al término de este conflicto surge la necesidad de crear una alternativa con el objetivo de prevenir la reincidencia en conflictos bélicos de tal magnitud. Después de que el mundo presenciara una segunda conflagración que superó con creces a la segunda y ante el fracaso de la SN hubo un crecimiento en la necesidad de resolver pacíficamente los conflictos mediante el diálogo y la cooperación internacionales, el cual fue predominante en el surgimiento de un organismo sucesor a la SN. Las Naciones Unidas (NNUU)[1] al ser el organismo heredero universal, asumían todos los bienes y la responsabilidad principal de la institución antecesora: “Promover la cooperación internacional y conseguir la paz y la seguridad”.                                                                                             

El inicio del proyecto

   El primer proyecto del Pacto de Naciones surge en 1919, en ese mismo año tiene su inicio la etapa científica de las Relaciones Internacionales y por tanto, la consumación de la disciplina. En este sentido, el nacimiento del paradigma idealista influyó de manera determinante en la creación del primer proyecto de la Sociedad de Naciones, sin embargo, no llega a construir una corriente teórica pues carece de “un corpus teórico estructurado, formulado de manera explícita y en obras determinadas”[2].      
                                                                                                                                
   El desarrollo de la entonces denominada como: “La Guerra que acabaría con todas las guerras”[3] es parcialmente conocido por la mayoría y es de fácil consulta en los libros de Historia. No obstante, es importante mencionar que este conflicto de talla mundial sirvió para que salieran a la luz una infinidad de anomalías presentes en las relaciones entre los estados europeos. Es importante recordar que en numerosas ocasiones se rechazó el fin de la guerra con la ilusión de obtener un resultado más ventajoso para cada uno de los involucrados con base en el bloque belicista del que fueran parte.                 

  El paradigma idealista se encuentra sobre las bases del mundo del deber ser, es decir, el establecimiento de normas para determinar la conducta estatal, como es el caso del derecho internacional. Ante la conducta del Estado que actúa con base en la persecución de sus propios intereses se da la creación del primer proyecto del Pacto, el cual yacio sobre las bases del paradigma dominante  (y el primero en aparecer) de la época. Con lo anterior surge la primera organización internacional, es decir, la Sociedad de Naciones, la cual fue creada en aras de preservar la paz a nivel internacional.                     

   Tras el cese de las hostilidades se elige a París como la sede de la Conferencia de Paz. Es probable que esta decisión haya sido tomada por varias razones: después de haberse descartado las propuestas estadounidense y la británica por Ginebra y Bruselas  respectivamente; en virtud de la rivalidad franco-alemana y como motivo del esfuerzo bélico francés. A esta reunión no fueron invitados dos países: Alemania y Rusia, Alemania por ser la causante del inicio de las hostilidades y Rusia por encontrarse en un periodo de Revolución.                                                                                                                                        
   Ante el inminente fracaso de la balanza de poder europea, en 1918 Estados Unidos mediante del presidente Woodrow Wilson decide empezar a implantar un nuevo orden internacional a través de la proclamación de los ‘Catorce puntos de Wilson’, los cuales pedían la abolición de la diplomacia secreta, la libertad mares, el libre comercio y la creación de una Sociedad de Naciones. Estos puntos, entonces presentados como de interés general, facilitaban la expansión del ahora país hegemónico.

   El papel de este Pacto de Naciones en la vida de la Sociedad  fue más relevante aun que el de una constitución en la vida de una nación ya que estableció los órganos de la Sociedad, su composición amén de definir su competencia y fungir como guía en sus decisiones. No obstante, este panorama lleno de optimismo se vería posteriormente eclipsado por un periodo de frustración. Al convertirse la opinión pública en un actor de la sociedad internacional, su repercusión fue significativa, ya que existía una sección influyente de la opinión que ridiculizaba la idea del mantenimiento de la paz mediante un acuerdo internacional. Lo anterior causó que la masa de la opinión  pública que aclamaba a Woodrow Wilson en Estados Unidos y en Europa perdiera gran parte de su confianza y entusiasmo.

   Esta pérdida de popularidad junto con la resistencia aislacionista del Senado estadounidense a Wilson y el pacto, se tradujeron más tarde en la salida o la no adhesión de la Unión Americana al pacto de Naciones. El abandono de Estados Unidos supuso un rudo golpe y la aparición de una crisis, amén de corroborar que la constitución de la Sociedad de Naciones había sido un tanto precipitada.

Los años dorados. La época de estabilidad de la SN.

   A pesar de la no adhesión del actor intelectual al Pacto, los países europeos con Francia y Gran Bretaña a la cabeza decidieron continuar con el proyecto. La sociedad fue perfeccionándose, su estructura, organización interna y su composición se fueron definiendo y detallando, la mayoría de las veces con base en los intereses y exigencias que imponían las necesidades históricas.

   Eventualmente, en la Sociedad se logró llegar a una etapa de estabilidad y ejecución de sus acuerdos, además de la presencia de una dinámica política internacional (Condición que no se volvería a presentar). Los organismos o departamentos a su cargo se comportaron de manera eficiente y presentaban un funcionamiento favorable. Lo anterior se vio obstruido por la polémica entrada de Alemania al Pacto de Naciones. Alemania ingreso a la Sociedad en calidad de miembro permanente, esto causo el abandono de España y Brasil.

   Las cosas parecían empeorar, se realizó la anulación de todos los acuerdos en materia de cooperación económica afectando la situación aduanera y la integración económica. Lo anterior obedeció a la “Gran Depresión” también conocida como la “Crisis del 29” a la cual la Sociedad no presento inmunidad a sus efectos. Este punto de quiebre económico contribuyó además a el fortalecimiento del aislacionismo y el nacionalismo, dos cuestiones ante las cuales luchaba la Sociedad y buscaba sepultar. El resurgimiento de estas tendencias provocaría un retroceso en el crecimiento de la organización.

El declive y muerte de la SN

   Mas tensiones internacionales se avecinaban, tal fue el caso de los incidentes de Manchuria, la guerra de Etiopia, la guerra civil española, la formación del Eje, la guerra Chino-Japonesa, entre otros. Era evidente que la magnitud de estos conflictos no tenía punto de comparación con la Primera Guerra Mundial, sin embargo estas tensiones belicistas irían creciendo hasta desembocar en la Segunda Guerra Mundial que entonces era un acontecimiento inimaginable.

   Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939) comienza el declive del Pacto. Los años de guerra significaron la derrota y la agonía de la Sociedad de Naciones. Los intentos de lograr un espíritu aperturista internacional y las intenciones de consumación de paz y desarme resultaban inútiles y el desplome del Pacto era evidente e innegable. La guerra terminó y ante el incumplimiento de los objetivos principales; La Sociedad de Naciones daba sus últimos respiros.

    La Sociedad de Naciones dejaría de existir el 19 de abril de 1946, transfiriendo todos sus poderes y funciones a las Naciones Unidas, que ya habían accedido a aceptarlas. Además, la Sociedad debía satisfacer todas sus necesidades financieras y entregar sus posesiones materiales a la institución sucesora. Lo anterior, podría interpretarse como la muerte de la Sociedad pero también como una resurrección inmediata. Ahora sería el turno de las Naciones Unidas, quienes tenían la encomienda de continuar con el legado de la Sociedad de Naciones.

Consideraciones Finales  

   El periodo de vida de la Sociedad de Naciones fue fugaz y lleno de venturas, su éxito transitorio y su final sin gloria. No obstante, esta primera organización internacional muerta, resucitaría en las Naciones Unidas. Además el  idealismo dejaría de ser  el paradigma dominante ante el surgimiento del realismo.
   
   La  noble labor propuesta por la Sociedad de Naciones fue imposible de lograr por varias razones. En primer lugar podemos citar la ausencia del actor intelectual y su negativa a ser miembro de la sociedad, lo anterior obedeció a que la población y el congreso no consideraban oportuna la ruptura del aislacionismo estadounidense, amén de la pérdida de popularidad de Woodrow Wilson.  
   
   En segunda instancia, los elementos para sancionar a los países que desobedecieran los mandatos del organismo eran inexistentes, lo anterior no contribuyo a la consolidación de la autoridad del organismo y provocó reincidencia estatal. Posteriormente estas conductas se convertirían en tensiones belicistas que representaron el caldo de cultivo idóneo para la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, la exclusión de los perdedores de la Gran Guerra del organismo provocó la alimentación y el crecimiento de rencores, molestias y desconfianza de los pueblos derrotados. La Sociedad de Naciones no logró imponer sus resoluciones de manera obligatoria.

   A pesar de su efímera existencia  y su inminente fracaso, la Sociedad de Naciones fue el primer movimiento eficaz hacia la organización de un orden social y político mundial y los preceptos que estableció constituyen un legado que las Naciones Unidas se han encargado de cumplir. Su paso por la historia siempre ocupará un lugar supremo en ella ya que antes de la Sociedad el Estado era el único juez y soberano y no debía adhesión s a ninguna autoridad superior.

Fuentes Consultadas:
       Azcona Pastor, José Manuel,  Guerra y paz: la sociedad internacional entre el conflicto y la cooperación, Madrid, Dikinson, 2013
       Bremer, Juan José, Tiempos de Guerra y Paz. Los pilares de la Diplomacia : De Westfalia a San Francisco, xico, Taurus, 2010.
       Brom, Juan, Esbozo de Historia Universal, México , Editorial Grijalbo,1991,
  Cid Capetillo, Ileana (Coordinadora), Temas Introductorios al Estudio de Relaciones Internacionales, xico, FCPyS-UNAM, 2013
   Cid Capetillo, Ileana (Compiladora), Lecturas básicas para Introducción al estudio de Relaciones Internacionales,xico, FCPyS-UNAM,1999
       Kissinger, Henry, La Diplomacia, Madrid, Fondo de Cultura Ecónomica,1996.
       López Díaz, Mayra, Aportaciones teóricas de la Escuela Estadounidense a
Relaciones Internacionales, xico, FCPyS-UNAM, 2010
       Padilla, Luis Alberto, Teorías de las Relaciones Internacionales. La Investigación sobre la paz y el conflicto, Guatemala,IRIPAZ,1992,p.18
      Walters ,Francis, Historia de la Sociedad de Naciones, Madrid, Tecnos,








[1] La denominación de Naciones Unidas fue acuñada por el presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt durante la Segunda Guerra Mundial, Su primera aparición se remonta a la Declaración de las Naciones Unidas del 1° de enero de 1942 que afirmaba el compromiso de 26 naciones de luchar juntas contra las potencias del eje.
[2] Luis Alberto Padilla, Teorías de las Relaciones Internacionales. La Investigación sobre la paz y el conflicto, Guatemala,IRIPAZ,1992,p.18
[3] Denominación que utilizó el presidente Woodrow Wilson para referirse a la Primera Guerra Mundial. Término usado en el marco de sus optimistas expectativas y la firme convicción de que una guerra de tal magnitud no se repetiría jamás.  

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