martes, 12 de julio de 2016

¿La buena música pasó de moda?




Por Ana Díaz
Estudiante en la Licenciatura en Música , UAZ.
o.oisadiaz@gmail.com

           
  
Probablemente todos en este tiempo hemos escuchado o incluso hemos sido parte de los melómanos” que dedican sus días a criticar la música que la industria ofrece actualmente. Sencillo tras sencillo, hemos perdido la esperanza de encontrar una propuesta musical, tal vez ya no novedosa, sino al menos decente (claro, según estándares muy subjetivos la mayor parte del tiempo).
               
    Pero es qué acaso la culpa de estos atentados a nuestros tímpanos la tiene ¿La disquera?, ¿los artistas? ¿la industria musical? Puede ser que sí y no; en lo personal creo que es más fácil buscar culpables apuntando con el dedo que analizar objetivamente el problema.
              
    No quisiera que esto se convirtiera en una crítica a la sociedad posmodernista-capitalista-arruina todo, para eso basta con buscar publicaciones de intelectuales” en Facebook; sólo quisiera compartir mi opinión. Si pudiéramos olvidar por un segundo nuestra percepción idealista de la música, en la que vemos al músico como artista errante con alma de juglar y a la música como expresión sublime del alma, podremos darnos cuenta que todo esto es un negocio. No está mal verlo de esta forma; los músicos, compositores, productores, arreglistas, ingenieros de audio y toda clase de profesionistas que giran en torno a la música también tienen necesidades y ofrecen su trabajo como un producto monetizable. Sí, es cierto, seguimos siendo artistas, pero también buscamos estabilidad financiera para poder seguir ofreciendo nuestro arte.
          
   Una vez aclarado éste asunto, nos damos cuenta que al ser la música un negocio, se impone también sobre ella la ley de la oferta y la demanda. La disquera ofrece lo que parece que agradará a la mayor cantidad de personas posible. Ésa es la mentalidad de cualquier dueño de una empresa: si no vendo mi producto, mi empresa muere. Tajante como eso. Es en este punto en el que empezamos a advertir parte de la causa de nuestro (ahora más literalmente nuestro”) problema.


Cada quien hace la música que le dé la gana, pero la que recibirá remuneración justa lo decide la sociedad consumidora. Si sólo pudiéramos entender la magnitud de nuestra influencia como consumidores en la industria de la música sabríamos que lo que se escucha a diario en la radio es un reflejo de nuestra sociedad.
               
Volviendo a reflexionar la cuestión de si la buena música pasó de moda, más bien yo diría que la buena música dejó de ser rentable. Cada vez que la gente modifica sus estándares de calidad en cuanto a lo que escucha, cambia el rumbo de a dónde voltearán los reflectores de la fama; lo que se volverá viral y lo que se etiquetará como indie”.

    Esto no significa que toda la música comercial” sea pésima por el hecho de estar de moda”. Todas las grandes canciones (e incluso las grandes piezas clásicas) tuvieron sus momentos de popularidad masiva.
     
   Por otra parte, tengo que admitir que existen propuestas increíbles de bandas actuales (si, del siglo XXI, sorprendente ¿no?) pero tienen que luchar con más fuerza para hacerse de un lugar en los oídos del público y sólo nos piden ir más allá de las tendencias musicales.

   Ya para concluir quisiera hacer un llamado a todos nosotros, consumidores compulsivos de música, por una parte, a ser críticos con lo que entra a nuestros oídos; y, por otra parte, a preguntarnos si un género de música no me gusta ¿Es tal vez porque refleja una realidad que me incomoda? ¿Qué estoy haciendo yo para cambiar esa realidad?


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