miércoles, 17 de agosto de 2016

Little Boy y Fat Man. A 71 años de la Guerra Nuclear

Tania Teresa Cortés San Lázaro*

El año de 1945 se convirtió en un año icónico para el mundo. La esfera global presenciaba una guerra fratricida que estaba cerca de su ocaso, se llevaron a cabo las Conferencias de Yalta y Postdam, amén de la ejecución de las primeras acciones de gestión de la economía de postguerra como consecuencia del sistema de Bretton Woods un año atrás. Además fue en este año también cuando la Sociedad de Naciones (SN) cedió el trono a la Organización de Naciones Unidas (ONU). En el marco del conflicto belico se perpetro el lanzamiento de dos bombas atómicas por parte de Estados Unidos hacia Japón.
Los bombardeos atómicos  sobre Hiroshima y Nagasaki fueron ordenados por el presidente en turno: Harry S. Truman. Dichos ataques se tradujeron eventualmente en el fin del conflicto y en la coronación de la Unión Americana como el país victorioso por segunda ocasión. La perpetración de estos ataques constituye un episodio cruel, obscuro y penoso en la historia de la humanidad. El gigante del norte tenía la firme convicción de lograr la rendición del bloque japonés a cualquier costo, pensaron que efectuando esta atrocidad salvarían la vida de miles de norteamericanos. 
Las bombas atómicas Little Boy y Fat Man fueron lanzadas los días 6 y 9 de Agosto respectivamente. Aún después de esto la guerra parecía no tener fin. En la cultura japonesa el honor juega un papel sumamente importante por lo que rendirse resultaba la última opción. Si bien los soldados japoneses estaban preparados para morir en combate, nunca esperaron ver sucumbir a sus familiares ante de los efectos de estas armas de destrucción masiva.
El primer uso de la energía nuclear con fines bélicos. 
Al término de la Primera Guerra Mundial, un enfrentamiento entre Japón y los Estados Unidos resultaba inimaginable. No obstante, es importante recordar que a partir de 1922  los japoneses se sintieron ofendidos por el Tratado Naval de Washington, que limitaba el número de navíos que podían poseer, y que aseguraba la supremacía naval de las flotas estadounidense y británica. Además, Japón se sentía agraviado por el hecho de que las potencias europeas ocuparan territorios dentro de lo que consideraba su esfera de influencia, por lo que en 1937 se tomó la decisión de invadir China, conflicto que duraría 8 años. 
Existía una evidente intención de establecer la llamada “Gran Esfera de coprosperidad del este de Asia”, en julio de 1941 Japón introdujo sus tropas en el sur de Indochina, territorio controlado por Francia, por lo que Estados Unidos decidió tomar represalias, las cuales consistieron en embargos comerciales y la reducción del suministro de petróleo al país en un 90 %. Debido a estas sanciones, así como las impuestas por británicos y neerlandeses, el comercio exterior de Japón disminuyó en un 75 %.
El 5 de noviembre, el emperador Hirohito y el gobierno japonés decidieron declarar la guerra a los Estados Unidos si no se levantaba el embargo petrolero para finales de mes.12 El 7 de diciembre la Primera flota japonesa lanzó un ataque aéreo masivo sobre Pearl Harbor, por lo que al día siguiente, el 8 de diciembre, el Congreso de los Estados Unidos declaró la guerra a Japón.El lanzamiento de las bombas fue una consecuencia directa del ataque japonés a Pearl Harbor con el objetivo de neutralizar a la flota estadunidense en aras de negociar la paz bajo condiciones japonesas.
Siendo las 8:15 hrs del día seis de agosto de 1945 se arrojó la primera bomba de uranio 235 llamada Little Boy sobre la ciudad de Hiroshima, detono sobre una clínica quirúrgica la cual explotó a unos 250 metros del suelo, tenía una potencia estimada en 13 000 toneladas de trinitrotolueno (TNT). Al instante todo el aire circundante se convirtió en una bola de fuego provocando la muerte de miles de personas al instante. Era la primera ocasión en que la energía nuclear se empleaba con fines bélicos, en una acción que marcó parteaguas en la historia del mundo. Aunque Japón observo el alto potencial de su enemigo y además fue capaz de percibir su situación de desventaja no se rindió por lo que dos dias después fue lanzada en suelo japonés la bomba Fat Man.
El papel de las armas nucleares.
Las armas nucleares se encuentran clasificadas en el rubro de ‘armas de destrucción en masa’ junto con las armas bilógicas y las químicas. Si bien, existen diferencias entre estos tipos de armamento es importante señalar que todas ellas son letales. Respecto a las armas biológicas y químicas, la capacidad de traer muerte y desolación a donde fueran usadas se convirtió en un motivo para la suscripción de acuerdos internacionales en aras de limitar su proliferación y eliminar las existencias de estas en diversos países.  
Sin embargo, los esfuerzos para contar con una convención similar en torno a las armas nucleares no han corrido con la misma suerte. Lo anterior se debe a que las armas nucleares también son armas políticas, es decir, dotan de poder a quien las posee y si bien existen acuerdos como el  Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que es uno de los mecanismos más ratificados en materia de no proliferación de armas, las potencias nucleares (Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas) se rehúsan a renunciar a la posesión de este tipo de armamento.
A pesar de que la historia brinda la oportunidad de observar la nocividad de este tipo de armamento, la mayoría de los países que lo poseen han optado por conservarlo. Los efectos observados en los bombardeos a Hiroshima y Nagasaki deberían ser suficientes para comprender que es necesaria la erradicación de las armas nucleares, sin embargo, se cree que el desarme nuclear no es viable puesto que es mucho más costoso que la carrera armamentista y destruir lo que hasta hoy ha sido creado requiere especialistas, tecnologías, capacitación, entre otras cosas. Las armas nucleares siguen existiendo por razones meramente políticas.
Consideraciones Finales.
 No es un secreto que el precio que pagó Japón en la Segunda Guerra Mundial fue sumamente alto, sobre todo si hablamos de pérdidas humanas. El lanzamiento de las bombas nucleares a Hiroshima y Nagasaki es un episodio atroz y cruel de la historia mundial, no obstante no se debe perder de vista que en las guerras existen víctimas y victimarios. Si bien en esta ocasión a Japón le tocó desempeñar el rol de víctima, no se debe olvidar que también fue victimario y que cometió múltiples crímenes de lesa humanidad a lo largo de la guerra. El panorama de devastación y la cortina de humo que trajo el bombardeo atómico eclipsaron la vista del comportamiento cruel de Tokio en aras de expandir su área de influencia.
Para el Japón actual, Hiroshima y Nagasaki siguen siendo "una herida sin curar" que el país nunca olvida. Sin embargo, en ningún momento Tokio planteó oficialmente la solicitud de que Washington le pidiera perdón. En este sentido, los japoneses consideran que fue un castigo por haber desatado la guerra en contra de la Unión Americana, amén de contemplarla como la nación que les garantizó seguridad durante la Guerra Fría, les enseño la democracia y contribuyó a la creación de su nueva estructura económica.

Las armas nucleares dotan de privilegios a los países que las poseen, les brindan un estatus y una imagen ante la comunidad internacional. A través del desarrollo de programas nucleares muchos países han logrado promover sus intereses y jugar papeles más relevantes en las contiendas. El desarme es promovido con el propósito de hacer menos probable la guerra, limitar los efectos destructivos cuando esta se produce y para limitar los costos de la seguridad, sin embargo, como ya se hizo mención, el desarme es más costoso. El mundo es un lugar inseguro, lo que genera esa inseguridad es va más allá de la posesión de armas nucleares.

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